Bienvenido a De la tierra nacida sombra

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«Todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar…»

Antonio Machado

«Laissez faire, laissez passer, le monde va de lui même.»

Vincent de Gournay

Dicen algunos de mis amigos, los que practican el budismo, que no hay que tener apegos en esta vida. Dicen bien.

De la tierra nacida sombra y sus apartados, El Mundo desde mi bici, Divertimentos y Tertulia, dicen hasta aquí. Todas las cosas, después de tanto tallar unas contra otras, se van desgastando imperceptiblemente para el que las concibe, que siempre las ve con cierto amor de padre clueco. Después de pasado un tiempo, el padre clueco pierde lo clueco y se da cuenta de que las cosas no pueden seguir como van, porque los vástagos ya no son lo que eran antes y se han convertido, inclusive, en pequeños monstruos…

Es tiempo, pues, de que haga otras cosas, desde otro ángulo, desde el que soy ahora y no como el que fui y pretendí ser.

Este rincón queda intacto. Lo dejo para ustedes, para que lo visiten cuantas veces quieran o para que lo olviden definitivamente. Al fin y al cabo este lugar nunca fue mío y sí, en cambio, suyo. Sigan el enlace ubicado al final y encontrarán todo lo que aquí se aloja.

Sin embargo, los invito a mi nueva etapa. Dicen que año nuevo, vida nueva. Hagamos válido ese dicho. Ahora me podrán encontrar en Crónicas Marcianas. Sí seguirá habiendo algo de crónica, muchas mentiras, también cosas que aspirarán hacia cierta formalidad y mucho más textos que no pretenderán, bajo ninguna circunstancia, la corrección política, esa otra forma de hipocresía contemporánea que todo lo corroe.

Sean generosos y síganme también en esta nueva casa que estoy construyendo. Saben que me hacen muy feliz con su compañía.

Los espero,

Enrique Boeneker

Enlace a la casa vieja.